Un tribunal español emitió órdenes internacionales para la
detención del expresidente de China Jiang Zemin y otros cuatro
exdirigentes de ese país por la represión en Tíbet, informó la agencia
Efe desde Madrid.
Los otros tres ex dirigentes son Li Peng, primer ministro chino a
finales de la década de los años 80 y principios de la de los 90; Qiao
Shi, exjefe de la seguridad china y responsable de la policía armada
popular; Chen Kuiyan, secretario del Partido Comunista en la región
autónoma del Tíbet entre 1992 y 2001, y a Peng Pelyun, ministro de
Planificación Familiar de China en los años 80.
Esta causa se abrió después de que el Comité de Apoyo al Tíbet y la
Fundación Casa del Tíbet presentaran una querella dirigida contra siete
dirigentes chinos, entre ellos el expresidente Hu Jintao, sobre quien
la Audiencia Nacional de España no ha dictado orden de detención.
A fin de obtener información de primera mano, La Voz de Rusia se
comunicó por teléfono con Alán Cantos, director del Comité de Apoyo al
Tíbet. Le hace preguntas el periodista Víctor Sújov:
–Señor Cantos: ¿a qué se debe ese interés y la preocupación de la sociedad española por la suerte de los tibetanos?
–Yo creo que más que la sociedad española son la representación de
las víctimas tibetanas. El problema del Tíbet es un problema enquistado,
es un genocidio, según nosotros, de libro de texto, clarísimo y es una
zona de impunidad en donde sigue habiendo una herida abierta.
Y no es que la sociedad española se preocupe: es que como muy bien
dice el término “derecho internacional y justicia universal”, algunos
crímenes preocupan a la humanidad. Por eso se llaman “crímenes contra la
humanidad”.
Hay representaciones de víctimas y abogados internacionales que
ayudan a que la verdad salga y ayudan a que se corrija una injusticia
que está pendiente. Y es lo único.
–El proceso judicial contra exdirigentes chinos se remonta al año
2006. ¿Y a qué se debe el hecho de que la justicia española se mantiene
en posiciones, digamos, tan ofensivas, en buen sentido de la palabra, en
este asunto?
–Bueno, depende de a quién se quiere ofender: si quieres ofender a
la memoria de las víctimas, entonces no haces nada y pretendes que no ha
ocurrido. Si se llama buscar justicia, “ofender” a los gobiernos
poderosos que cometen crímenes, entonces puedes hablar de ofender a los
gobiernos. Pero yo creo que aquí no es una cuestión de ofensas, es una
cuestión de justicia.
Es como todo el mundo entiende que si hay un barco pirata en las
aguas del Océano Índico, todo el mundo entiende que el país afectado
puede llegar y arrestar a quien tenga que arrestar en aguas
internacionales. En los crímenes internacionales se puede llegar a ellos
a través de los tribunales nacionales. Es algo que todo el mundo
entiende para el tráfico de drogas, asesinos en serie, piratas somalíes.
Pero parece ser que cuando tocas a uno de los gobiernos poderosos,
entonces todo se contamina políticamente.
Nosotros nos dedicamos a proteger a las víctimas tibetanas e
intentar que se haga justicia y que se rompa la impunidad china ante sus
irresponsabilidades en Tíbet. Todo lo demás para nosotros es
contaminación política, económica y realmente es como un ruido al que
intentamos no hacer mucho caso porque nosotros somos un equipo legal
representando a víctimas tibetanas y el resto son comentarios políticos y
no es muy saludable.
La justicia tiene que ser independiente del poder político y España
lo que está demostrando es que tiene una justicia independiente del
poder político.
–Seamos realistas. El tribunal español emitió órdenes
internacionales para la detención del expresidente chino Jiang Zemin y
otros cuatro exdirigentes de ese país por la represión en Tíbet. Desde
su punto de vista como dirigente del Comité de Apoyo al Tíbet:¿cómo se
podría apreciar las perspectivas de desarrollo de ese proceso judicial?
–La justicia no solamente es arresto, juicio y cárcel. Hay procesos
anteriores de reconocimiento de los crímenes, de testificación de las
víctimas que también son parte de la justicia. No hay que adelantarse:
se llega hasta donde se pueden llegar estos casos. Son complicados y hay
mucha gente que dice que son simbólicos. Pero en España hay gente en la
cárcel por crímenes cometidos en Argentina y no es cierto que solo sean
simbólicos. Pero incluso si fueran solo simbólicos, son símbolos de los
principios elementales de la democracia. Entonces, incluso llamando
casos simbólicos, pues, también tendrían nuestro apoyo porque por lo
menos se dice la verdad y se habla de lo que ha ocurrido.
¿Qué perspectivas tiene? Pues, perspectivas de que la impunidad
total del gobierno chino respecto a sus decisiones y actuaciones en
Tíbet sea roto. Ya hay unos acusadores y luego también hay que decir que
el arresto que se va a dictar no se ha dictado todavía. Es una orden de
arresto.
Se hace porque los dirigentes no son capaces ni siquiera de
responder a las acusaciones. Si respondieran a los cuestionarios de los
querellantes y del juez no tendría porqué haber estas órdenes de
arresto. Entonces, es también una incapacidad del gobierno chino de
responder a sus responsabilidades judiciales, como hay un tratado con
China de cooperación judicial que, por supuesto, no lo cumplen,
entonces, no responden y los arrestos son solo para que respondan sobre
las acusaciones. No es para cárcel, incondicional, porque no ha habido
juicio. Esto es importante de explicarlo.
–Pero también es cierto que China es un país bastante “hermético y cerrado”, ¿verdad?
–Claro, y eso también tiene sus consecuencias. Pero eso no les ha
impedido firmar el Convenio de Genocidio y ratificarlo. Es decir, es
parte de la comunidad internacional y lo que no se puede hacer es
pretender ser parte de la comunidad internacional para hacer negocios y
desligarse de sus responsabilidades judiciales internacionales porque
son muy poderosos y nadie les puede decir nada.
La ley es igual para todos en principio. Y es lo que de alguna manera la democracia española ha sido capaz de hacer.
Lo que hay que tener en cuenta es que no se puede hacer la
diferencia que si los casos son en África o en países de poco peso, todo
el mundo lo entiende, nadie dice nada, solo se indignan un poco en el
país donde se está intentando hacer justicia, y todo el mundo lo
entiende. Y en cuanto se toca a uno de los países poderosos, en seguida
se desvirtúa el discurso y se contamina diciendo que si es una
interferencia, que si no se qué, no se cuánto, clichés y frases
completamente políticas que no tienen nada que ver con la justicia.
Nosotros estamos hablando de justicia, no de política.
Hasta aquí las declaraciones a nuestra emisora del español Alán Cantos, director del Comité de Apoyo al Tíbet.
vs/kg/er
Nota: Las opiniones expresadas por el autor no necesariamente
coinciden con los puntos de vista de la redacción de La Voz de Rusia.
Leer más: http://spanish.ruvr.ru/2013_11_20/tribunal-espanol-arresto-exdirigentes-chinos-genocidio-Tibet/
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